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Érika Ramírez

Día Mundial del Retrete: 494 millones de personas en el mundo defecan al aire libre


Construcción de baños secos en el municipio de Sitalá.

Vinculada a la pobreza, la defecación al aire libre es una práctica que prevalece para 494 millones de personas en el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud. Las materias fecales son depositadas en campos, alcantarillas, detrás de arbustos o en masas abiertas de agua.

En el marco de esta problemática social, desde 2013, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promulgó el 19 de noviembre como el Día Mundial del Retrete, con el objetivo de crear conciencia para que los sistemas de saneamiento en el mundo sean más eficaces y se disminuyan enfermedades por la contaminación al ambiente que generan las excretas humanas.

En entrevista, Pablo Suárez Dávila, integrante del círculo de Gestión del Conocimiento con el rol de coordinación de proyectos pilotos en Cántaro Azul, indica que la defecación al aire libre no sólo afecta a familias y comunidades, sino que genera contaminación hacia los cuerpos de agua; en consecuencia, el riesgo a la salud aumenta y las poblaciones se vuelven más vulnerables.

Actualmente, Pablo Suárez lleva a cabo proyectos de saneamiento en dos de los municipios más marginados de Chiapas: Sitalá y Chenalhó, donde muchas de las personas que ahí habitan todavía practican la defecación al aire libre, por la falta de un sistema de saneamiento adecuado.

En Sitalá, comunidad tseltal en la región de Los Altos de Chiapas, el 98.2 por ciento de la población vive con un ingreso inferior a la línea de pobreza por ingresos y el 57.93 de sus viviendas no disponen de excusado sanitario, indican datos del Informe de pobreza y evaluación 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

«Hay contextos en donde la propia comunidad destina, por ejemplo, un terreno a donde ir a defecar; otros, donde lo hacen cada quien en donde pueden, dentro de su mismo predio o en los cafetales», comenta Pablo Suárez.



La misma OMS expone que cerca de 829 mil «personas de países de ingresos bajos y medianos mueren cada año como consecuencia de la insalubridad del agua y de un saneamiento y una higiene deficientes. Estas muertes representan el 60% del total de muertes por diarrea. Se considera que las deficiencias del saneamiento son la principal causa de 432 mil de estas muertes, aproximadamente, y un factor importante en relación con varias enfermedades tropicales desatendidas, como las lombrices intestinales, la esquistosomiasis y el tracoma. También son un factor que contribuye a la malnutrición».


Por ejemplo, dice el integrante del equipo de Gestión del Conocimiento, «en una casa rural, los niños caminan descalzos y esas contaminaciones las pisan, las llevan a la cocina, a su entorno. El círculo de la defecación es muy palpable en ese contexto».


El mensaje central del Día Mundial del Retrete 2022 de la ONU «es que el saneamiento gestionado de manera segura protege las aguas subterráneas de la contaminación por excrementos humanos».


»Se trata de un mensaje en apariencia lógico, pero, actualmente, el mundo está muy lejos de cumplir la promesa del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6.2: garantizar retretes seguros para todos de aquí a 2030.


»La campaña insta a los gobiernos a trabajar una media de cuatro veces más rápido para garantizar que se alcance a tiempo el ODS 6.2, a la vez que realiza un llamamiento a los políticos para que reconozcan plenamente la conexión entre el saneamiento y las aguas subterráneas en sus planes para salvaguardar este recurso hídrico vital», expone el organismo internacional.


El saneamiento

Planta de Tratamiento de Aguas Residuales con Humedales de Bachén, Chenalhó

Pablo Suárez expone que existen sistemas de saneamiento que pueden llevarse a cabo como un método para evitar la contaminación a los cuerpos de agua y enfermedades. Se trata de procesos con diferentes etapas y en cada una de ellas hay diferentes tecnologías «en donde prácticamente gestionamos las excretas humanas de manera segura», desde que se defeca hasta que se puede emplear un mecanismo como el saneamiento compostero o saneamiento seco, como el que se está haciendo en Sitalá.

Entonces, dice, «se vuelve todo un sistema de saneamiento, no sólo es baños secos, sino dónde se va a descomponer la materia, cómo la voy a recolectar: de manera manual, con alguna bomba, con alguna máquina, la orina cómo la voy a hacer, todo ese sistema en las excretas hasta la disposición final es el proceso de saneamiento».

En Chenalhó, añade, también se lleva a cabo un proyecto piloto de saneamiento de arrastre, «saneamiento de agua, sanitarios que descargan con agua, ya sea como los que conocen en la ciudad de palanquita o vertiendo una cubeta, pero las heces fecales se van con el agua a un tubo y después se van a una fosa séptica».

Lo que hacemos en Chenalhó, explica, en una escuela, donde ya hay producción de aguas negras, «es llevarlas a un sistema de saneamiento donde se tratan a través de un proceso donde primero sedimentamos las partículas sólidas, después las pasamos a un humedal construido y, posteriormente, esa agua ya tratada la estamos asociando a huertos escolares para riego, junto con los lodos que se generan y que también son abonos».

Actualmente, comenta el integrante de Cántaro Azul, en muchas sociedades el sector agua y el sector saneamiento están muy separados. «Nosotros tratamos de involucrar y de integrar el sector, agua, saneamiento y agricultura. Si pudiéramos tener proyectos más integrales, en ese sentido, tendrían más efectividad».

El defensor de los Derechos Humanos al agua y al saneamiento hace un llamado a las autoridades para que, desde las instituciones públicas, se tenga «muy claro cuáles son los contextos en las comunidades rurales y que las intervenciones que se hacen en ellas sean adecuadas» y en beneficio de quienes menos tienen.


Numeralia


La OMS expone que hasta 2020:

  • El 54% de la población mundial (4 mil 200 millones de personas) utilizaba un servicio de saneamiento gestionado de forma segura.

  • El 34% (2600 millones de personas) utilizaba instalaciones privadas de saneamiento conectadas al alcantarillado, desde el cual se trataban las aguas residuales.

  • El 20% (1600 millones de personas) utilizaba inodoros o letrinas en los que se eliminaban los excrementos de forma segura in situ.

  • El 78% de la población mundial (6100 millones de personas) utilizaba al menos un servicio básico de saneamiento.

  • La diarrea sigue siendo una de las principales causas de muerte, pero es en gran medida prevenible.

  • La mejora de la calidad del agua, de las instalaciones de saneamiento y de la higiene podría prevenir cada año la muerte de unos 297 mil niños menores de 5 años.

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