El 7 de septiembre de 2017, un sismo de 8.2 grados en escala Richter, con epicentro en el golfo de Tehuantepec, sacudió los estados de Oaxaca y Chiapas, dejando a miles de familias en situación de emergencia. 12 días después, el 19 de septiembre, un sismo de 7.1 grados Richter se registró en el centro del país, afectando gravemente los estados de Morelos, Puebla y la Ciudad de México. El apoyo de organizaciones y ciudadanos no ha cesado en la emergencia, sin embargo se necesitan acciones a mediano y largo plazo que garanticen la seguridad de las personas tanto en salud como en la reconstrucción de las comunidades afectadas.
En este sentido, Fundación Cántaro Azul, en alianza con PNUD y de la mano con contrapartes locales de las zonas afectadas, estamos trabajando en acciones puntuales que garanticen asegurar agua de consumo humano en aquellas localidades que no estén siendo atendidas y en donde su población sigue viviendo en albergues o centros comunitarios o donde su infraestructura caída les limita el acceso al vital líquido. Nos enfocaremos en comunidades de zonas rurales que, por su grado de aislamiento, han recibido menor atención y ayuda humanitaria. Dichas acciones puntuales se concretan en la construcción, traslado e instalación de sistemas de filtración y desinfección de agua a nivel comunitario, es decir, que garantizan el abasto a la población en general y específicamente a aquellas familias que viven en albergues o centros comunitarios.
El trabajo con contrapartes locales, además de asegurar que los recursos lleguen donde se necesitan, garantiza que una vez instalados los sistemas, habrá quién los opere, de mantenimiento y hasta pueda repararlos. Adicionalmente, el implementar la metodología que el PNUD ha elaborado para situaciones de emergencia, posibilita que la intervención pueda ser adoptada y mantenida por la población sirviendo en el futuro durante otra eventualidad similar.
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