¿Creíste que durante la emergencia por COVID-19 estarías en casa esperando a que pasara? ¡Ingenua!
Uy, pues como es costumbre, en Cántaro Azul quedarnos de brazos cruzados no es opción. Tanto por la inquietud que se veía venir ante la pandemia, porque nuestros lazos alrededor son fuertes y porque luchamos buscando un bien común, surgió Tequio.
"Encontramos un lugar donde podemos producir alcohol en gel", dijo Fermín en el último espacio en que nos reunimos. Quién diría que sería la última vez que nos veríamos todxs juntxs en nuestra nueva oficina.
Yo ya estaba con las maletas listas para pasar la cuarentena en casa de mis papás, cuando recibí una llamada diciendo que necesitaban apoyo para dar seguimiento a lo que Cántaro estaba detonando ante el COVID-19; ni siquiera desempaqué, solo llamé a la nana de Job y me puse al día para arrancar.
Fue impresionante ese momento, entre la presión del poco tiempo que teníamos para actuar antes de que todo se detuviera, y ver la capacidad que teníamos como organización teníamos para hacerlo, tocando puertas desconocidas y abriendo otras con aliados que creen en lo que hacemos.
Conocimos el espacio, una bodega grande, con grandes máquinas, un laboratorio equipado, muebles y computadoras esperando ser usadas, todo estaba listo, solo había que darle vida, y Cántaro Azul lo hizo posible.
Los retos eran grandes, pero no imposibles:
El alcohol. - No era tan simple pensar en él como lo hacemos con el agua, cuidando cada detalle para recibirlo, para almacenarlo y manipularlo. Pero aprovechamos la experiencia en instalar tinacos y tuberías para que su manejo fuera lo más seguro posible. La llegada de las pipas eran adrenalina total, nuestra atención debía estar por completo ahí, aprendiendo, resolviendo dudas y soñando con todo lo que estaba por venir.
La fórmula. - Encontrar los insumos básicos para hacer el gel fue un reto, pero arrancamos con lo que teníamos, y al final, un muy buen descubrimiento para hacer el alcohol en gel orgánico. Poco tiempo después logramos hacer el alcohol en gel clásico. Nos probamos y probamos geles, creo que en algún momento perdimos sensibilidad. Queríamos
que fuera el mejor, de verdad, que no dejara las manos pegajosas, que oliera a alcohol, pero no fuera muy líquido, que diera una sensación de suavidad, pero que no tardara mucho en absorberse. Realmente fuimos exigentes, y no es por nada, pero ¡Qué chulada de gel nos quedó!
El equipo. - Era el momento de aprovechar al máximo el increíble equipo que tenemos, sin titubeos se fueron sumando varias personas, sabíamos que nos necesitábamos entre todos para poder arrancar y durante varias semanas dimos más de lo que creíamos que podíamos dar, sacando habilidades que no sabíamos que teníamos, aprendiendo el uno del otro. Al transcurrir el tiempo, Tequio comenzó a tener su propio equipo, qué digo equipo, ¡EQUIPAZO!. El trabajo físico y mental ha sido duro, pero hemos disfrutado el proceso.
La producción. - Una vez arrancada la producción, no paramos, bueno sólo para echar el pozol de medio día. Comenzamos a ver las dificultades que se tenían para el llenado, y pusimos una línea para las botellitas; el tapado también era desgastante y conseguimos una ‘taponadera’ no tan efectiva como esperábamos pero ayudó, y de las últimas adquisiciones, la etiquetadora, que es semiautomática y deja más parejitas las etiquetas que se ven bien lindas.
Y para finalizar:
El Tequio. - Teníamos el tiempo encima para poder hacer llegar el alcohol en gel a las comunidades, y varias personas del equipo se sumaron para hacerlo posible, entre el llenado, tapado y etiquetado se logró. Además ha sido muy grato poder ver el esfuerzo de tantas personas y aliados de Cántaro Azul creyendo y sumándose al proyecto, haciendo TEQUIO.
El proyecto ha iniciado en un momento de muchas dificultades; sin embargo, su arranque, permanencia y mejora constante es una muestra de la capacidad de gestión que existe en Cántaro Azul.