top of page

Transformando hábitos: uso responsable del agua con baños secos

Casa de Don Lorenzo, San José, La Unión, Sitalá.
Casa de Don Lorenzo, San José, La Unión, Sitalá.

El municipio de Sitalá, ubicado en la región socioeconómica XIV Tulijá Tseltal Ch’ol, es uno de los municipios que registra lluvias durante la mayor parte del año (aproximadamente nueve meses). Sin embargo, la mayoría de sus localidades carecen de agua entubada y, en consecuencia, de servicios sanitarios dignos.


Para cubrir sus necesidades básicas de consumo, especialmente en aquellas comunidades que no cuentan con una red comunitaria de agua, algunas familias optan por captar agua de lluvia. Otras, que no disponen de contenedores de almacenamiento, continúan acarreando agua desde arroyos o pequeños ojos de agua, en donde las mujeres y niñas también aprovechan para su higiene personal y para lavar la ropa.


El tema del saneamiento ha quedado en segundo plano, pues muchas personas mencionan que pueden defecar al aire libre, en los traspatios de sus hogares, en los cafetales o las milpas. Esta práctica está normalizada, ya que es un hábito heredado de sus padres y abuelos. Además, las familias no suelen asociar esta costumbre con posibles enfermedades gastrointestinales que puedan presentarse en el hogar.


Con el propósito de cambiar esta realidad, desde el año 2022 las organizaciones Cántaro Azul y la Alianza Crecer Juntos por Sitalá implementaron un proyecto piloto con diez baños secos composteros en cinco localidades del municipio, beneficiando a dos familias por comunidad. Las comunidades participantes fueron San José La Unión, San Martín, Santa Cruz El Recreo, Ach’lum El Suspiro y Rosario El Anhelo.


Durante el proceso, las familias beneficiadas participaron activamente en la construcción de sus baños secos composteros, con el objetivo de que pudieran realizar adecuaciones o reparaciones futuras (como el reemplazo de una viga o una puerta) sin depender de apoyo externo. Además, recibieron seguimiento mensual durante más de un año (2023–2024) para fomentar la apropiación y el cambio de hábitos en el uso de los baños secos.


Estos baños no solo representaron una alternativa más cómoda, segura y privada para realizar sus necesidades fisiológicas e higiénicas, sino que también fueron diseñados con un área de aseo personal (ducha) y lavamanos, abastecidos mediante un sistema de captación de agua de lluvia desde el techo del propio baño, con una capacidad de almacenamiento de 1,100 litros.


Este cambio no solo mejoró la calidad de vida de las familias, sino también su salud, ya que disminuye el contacto directo con las heces fecales y, por tanto, reduce el riesgo de enfermedades gastrointestinales. Asimismo, contribuye a evitar la contaminación del suelo y del agua, pues al no haber arrastre de materia fecal con las lluvias, se protege la calidad de los mantos acuíferos, arroyos, ríos y, principalmente, de los ojos de agua que abastecen a las comunidades que no cuentan con sistemas de agua comunitaria ni de captación pluvial.


Aunque en 2024 Cántaro Azul concluyó su acompañamiento, la Alianza Crecer Juntos continuó realizando visitas domiciliarias para verificar que los baños siguieran en uso.

En agosto de 2025, retomando el seguimiento esporádico de Cántaro Azul, se llevó a cabo un recorrido en los hogares beneficiarios para tomar muestras de composta y conocer si las familias utilizaban el material como abono en sus cultivos. Durante estas visitas se aprovechó el espacio para conversar con las familias, quienes compartieron su experiencia con el uso de los baños. Manifestaron sentirse satisfechas de contar con un baño propio, ya que les brinda mayor privacidad y les permite reaprovechar la materia orgánica procesada como abono natural.


Incluso, algunas familias expresaron que, si en algún momento sus baños llegaran a necesitar una reparación, harían lo posible por realizarla, ya que ahora no se sentirían cómodas regresando a la defecación al aire libre.


A partir de esta visita se identificó la importancia del acompañamiento continuo por parte de las organizaciones, aunque sea de manera esporádica, para reforzar los conocimientos y corregir algunas malas prácticas que han surgido durante su uso. De esta forma se evita la generación de malos olores y se asegura un manejo adecuado de la materia en proceso de compostaje, especialmente si se pretende emplear el abono en los cultivos. Cabe destacar que la gran mayoría de las familias hacen un uso correcto del baño; sin embargo, se detectaron fallas en la selección de la materia seca utilizada para el compostaje, lo que influye en la calidad del proceso.


Este cambio de hábitos ha motivado a otras familias, quienes han mostrado interés en adquirir baños secos a través de organizaciones que trabajan temas de agua y saneamiento, e incluso mediante gestiones ante gobierno municipal y estatal (Plan hídrico). No obstante, impulsar este tipo de tecnología ha representado un gran reto, ya que aún persiste resistencia entre algunas personas que prefieren los baños de arrastre, aunque no dispongan de agua. Ellas mencionan que buscarán la forma de contar con agua para tener baños convencionales.


Esta resistencia se debe, en parte, a que gobiernos anteriores promovieron los baños secos sin brindar el acompañamiento necesario, lo que derivó en un mal uso, malos olores y experiencias negativas.


Pese a ello, gracias al trabajo realizado con las familias y al proceso asociativo de la Asociación de Patronatos de Agua del Municipio de Sitalá (APAMS), poco a poco se ha ido generando conciencia de que nuestros hábitos pueden beneficiar o perjudicar a las futuras generaciones. Está en cada uno de nosotros dejar una “casa limpia” a nuestros hijos e hijas —refiriéndonos al planeta—, que día con día estamos deteriorando con nuestras acciones.



bottom of page