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Misión Posible… de cómo sí leer la Misión




Era 1997, primer semestre de la carrera, clase de las 7:30 a.m. Yo, mi café, cuaderno abierto y lápiz afilado. Ingresa el profesor y nos la suelta – “apunten por ahí: La Misión, uno de los pilares de una empresa u organización…”. Y con ello, una de mis dispepsias mentales sobre teoría de organizaciones comenzó.


Después de muchas terapias con el espejo, (seguramente hubiese sido mejor con psicoanalista, acostado en un sillón, hablando de mis fantasmas y penas), logré entender por qué. Y es que la mayoría de mis referencias sobre una Misión se reducían a la imagen de una plaquita enmarcada con frases como: “ser la referencia mundial de esto, o estar comprometidos con aquello…”, que me sonaban a buenas intenciones, a deseos, pero ni lo veía reflejado en lo que ese espacio ofrecía, ni creía que fuese realmente algo que creyeran con convicción. Veía, pues, una disociación entre lo dicho y lo hecho, fijando en mi nociones (aún desdibujadas) de qué NO debe ser una Misión.


La vez que entendí su poder no fue en ese salón de clases, fue muchos años después, en el salón de la vida (con esquina en una terraza a las 9 p.m.). Un gran amigo (llamémosle Sr. Nelo), ya graduado y ejecutivo de una gran empresa, me platicaba sobre Propósitos. Me dijo – “¿conoces la misión del hotel fulanito? (Hubiese estado bien que me dijera “agárrate”) - “Damas y Caballeros atendiendo a Damas y Caballeros”. ¡PUM! Micro-explosiones neuronales. Cortita, elegante y concisa. Indicaba a qué se dedican, con qué nivel de servicio y considerando al cliente y al empleado en el mismo nivel. ¡Báaarbaro!


Pensando en esto: ¿cómo sí pensar en una Misión? Como Propósito, así, con P mayúscula, en negritas y subrayado. La Misión es la razón de ser, el motivo por el que se hace lo que se hace, la que sirve de inspiración y de guía. Pero aquí la clave: tiene que ser cla-ra (muy clara) y o-pe-ra-ti-vi-za-ble (tangible, medible y observable). Con las misiones no se trata de hacer poesía, tratados políticos o listas metafísicas. Tiene que ser derecha la flecha, concisa y maciza (y puede ser estética). El ejemplo de este hotel, independientemente de si nos gustan o no esos espacios, vuelve muy concreto, desde la perspectiva de proveedor de hospitalidad, lo que significa ser atendido, en tanto dama o caballero, por una dama o caballero. O, ¿no les llegan imágenes mentales al leerlo?


Ahora bien, para una organización hay que pensarlo diferente, porque en nuestro caso no existimos para ofrecer un servicio o distribuir un producto, nuestra razón de ser es transformar realidades, pero no en abstracto, sino en concreto. Existimos para que un estudiante aprenda, un enfermo se cure, un niña use baños con privacidad, una persona beba agua segura, etc., etc. Eso es lo que debe verse reflejado en la Misión, porque al final es la base a la que tenemos que regresar para contrastar cada una de las decisiones estratégicas (las de bosque) y las tácticas (las de árbol). Con base a ella preguntarnos: ¿esta línea de acción, este programa, esta transversalidad, abonan para transformar esa realidad?


Y sí, las realidades son harto complejas y su transformación no es sencilla o unidireccional (por eso que ahora todo se busque hacer sistémicamente). Pero aceptando igualmente que trabajamos con recursos limitados, el pragmatismo y la honestidad tiene que estar presentes. Si se encuentra que las acciones que se emprenden se hacen bien, entonces el siguiente nivel es hacerlas mejor (si siguen siendo pertinentes y vigentes). Si ya se hace mejor, entonces puedes incorporar más en el plato. Pero querer transformar todo por todos los ángulos y desde todos los aristas no será, en el 99% de las veces, posible.


Remanguémonos las mangas. Pensemos en la nuestra: “Lograr prácticas sustentables en Agua, Higiene y Saneamiento, desde una perspectiva de Derechos, Salud, Resiliencia y Equidad.”


Si yo fuera consultor externo (a ver, abra la boca y diga ahhhhh), le preguntaría a cada integrante de la organización: ¿Cómo se come eso de prácticas sustentables con perspectiva de Derechos, Salud, Resiliencia y Equidad? ¿Son todas esas perspectivas al mismo tiempo o depende del caso? ¿Es Agua para beber; agua para regar los cultivos; agua en cantidad; agua de calidad? ¿Me explica por favor que es eso de saneamiento?

Si todas y todos están en capacidad de enunciar, cual lista, cómo se ve al final, en el día-día y en la realidad, cada concepto, entonces la Misión tiene 1 estrellita. Si luego pueden precisar, con mucha claridad, cómo se mide la presencia de las 4 Perspectivas en objetivos como “que las organizaciones comunitarias y educativas de Chiapas mejoren su gestión comunitaria y escolar del agua y del saneamiento” (o cualquier otro), entonces tiene otra. Si esto ayuda a tomar decisiones diarias, una más. Si tiene un efecto inspirador que empuja a ser miembros activos y motivados, agregue 1 extra. Y si quien está del otro lado de la puerta, sea socio directo o estratégico, le genera imágenes mentales nítidas, agregue un bono de 2.


Traducir “práctica sustentable” o “desde una perspectiva de salud, resiliencia, equidad y derechos” en algo medible y concreto es establecer condiciones que, sí o sí, se deben de cumplir. Por ejemplo (son ideas):

1. Se practica diariamente (7 días a la semana). No menos.

2. Los baños tienen papel 24/7 x 365 días.

3. El agua desinfectada cumple, el 100% de las veces, con la “NOM-fulanita”

4. Tiene un costo menor o igual a “x tiempo” o “z pesos” por litro para el practicante.

5. Se sostiene en el tiempo con tasa de abandono menor al “tanto %” de los practicantes.

6. El practicante tiene en un radio de “x km” los insumos necesarios.

7. Se reduce la tasa de enfermedades diarreicas y/o respiratorias en “tanto %”.

8. En caso de eventos desastrosos los componentes tecnológicos están seguros.

9. En caso de cambios sociales, los blandos tienen redundancia dentro de las comunidades.

10. De manera censal, existe una distribución equitativa no menor a “x” de los beneficios

11. Se incorpora la participación de los actores en “x” foro de toma de decisión.


¿Se alcanza a ver en la explicación cómo, con esa lista, uno podría desglosar el tipo de elementos que deben estar incorporados en una implementación y el tipo de monitoreos y aquello a observar para determinar que se está logrando el objetivo?

En este momento, nuestra Misión es la que es. Se construyó en un ejercicio colectivo donde corrió más café que agua y donde hubo acuerdo en que refleja un propósito aglutinador. Si encontramos que en su momento tiene que evolucionar, está bien. Pero por lo pronto, retomemos cada concepto y tratemos de identificar, en las decisiones estratégicas y tácticas, si están conectadas con ella. Lo cual significa traducir y aterrizarla en condiciones, en “ingredientes”. Porque al final, cada uno de esto es lo que hace que se transforme la realidad y no quede todo en subjetividad. Dejemos las misiones imposibles a Tom Cruise, las nuestras deben ser, cual DHA, accesibles, asequibles, aceptables, disponibles y de calidad: POSIBLES.


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