Hace dos años iniciamos el proyecto de monitoreo comunitario de la calidad del agua en Los Altos de Chiapas, en el marco del programa NuestrAgua Gestión Comunitaria. Ya en varias ocasiones, desde el círculo de Gestión del Conocimiento, les hemos platicado del trabajo comunitario participativo que se hace en las siete comunidades de Chiapas en las que incidimos. En esta ocasión, quiero contarles sobre nuestra participación en el Intercambio de Experiencias de Monitoreo de la Calidad del Agua, que se llevó a cabo en Calakmul, Campeche, del 22 al 26 de marzo del 2022.
Este encuentro fue organizado por Fondo para la Paz y en sus palabras tuvo como objetivo: «promover el intercambio de experiencias entre gestores comunitarios del agua y conocer los protocolos para el monitoreo de la calidad del agua en comunidades rurales dispersas». Los gestores comunitarios procedieron de los siguientes estados: Campeche, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Veracruz y Chiapas; en colaboración de organizaciones como Fundación Avina, Centinelas del Agua, Fondo para la Paz y por supuesto, Cántaro Azul. Los monitores Javier López Pérez y José Morales Guzmán acudieron desde Chiapas por invitación nuestra.
Considero que el intercambio de experiencias fue muy enriquecedor por los temas que se expusieron, los cuales fueron: las condiciones de acceso a agua en contextos como Calakmul, Campeche, la Sierra Zongolica y la Mixteca; el monitoreo del agua en cenotes; la red de los Ha’kanules en Yucatán; y el trabajo de gestión comunitaria del agua que se realiza en la comunidad Castillo Brito, Campeche.
También señalamos las problemáticas comunes relacionadas con el agua que nos llevaron a reunirnos en este intercambio de experiencias y que propiciaron que sugiera la figura de monitoreo de la calidad del agua en las comunidades:
Falta de vigilancia y control de los cuerpos de agua.
Ausencia de una educación ambiental que intervenga en temas de cuidado y conservación de los cuerpos de agua.
Incremento del aporte de residuos tóxicos como consecuencia de actividades turísticas, agropecuarias y domésticas hacia los cuerpos de agua naturales.
Falta de organización comunitaria y apoyo a los comités de agua.
Desconocimiento de información que visibilice el deterioro de la calidad del agua.
Falta de acceso al agua de manera rápida y segura por la falta de apoyo de las instancias municipales y estatales correspondientes.
A partir de lo anterior, reconocimos que el monitoreo de la calidad del agua tiene como propósito colaborar en la mejora de las prácticas, manejo y uso del recurso hídrico, además de generar ciencia social como una herramienta para sensibilizar a la población en general.
Por otro lado, Javier y José, monitores comunitarios, quienes fueron como representantes de la localidad Rosario el Anhelo, perteneciente al municipio de Sitalá, me expresaron lo siguiente en relación con su asistencia: «participar en estos eventos nos incentivan y nos damos cuenta de que no somos los únicos que trabajamos en búsqueda de mejorar las condiciones de acceso al agua en beneficio para nuestra comunidad».
Puedo concluir que a pesar de estar en diferentes regiones y de tener otras condiciones ambientales, culturales y económicas, compartimos las mismas problemáticas, pero también tenemos las mismas ganas de buscar soluciones a través del involucramiento y la participación comunitaria.