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Trazos de agua: sueños, puentes, caminos

Edna

Participar en un evento totalmente vía streaming fue algo nuevo para mí y, por lo tanto, un reto, ya que nunca había formado parte del equipo técnico que hace realidad lo que las personas ven a través de su pantalla; es muy diferente estar “detrás de cámaras”, estar atenta a los tiempos, al ritmo que lleva el evento, etc. Pero me gustó y sobre todo las pruebas técnicas previas al evento, donde todos compartíamos el mismo sentimiento y ganas de que todo saliera lo más natural posible y transmitirlo a la gente que nos vería ese día. Me quedo con las pruebas, con las risas, los nervios, el caos por asegurar una buena conexión a Internet y el sentimiento tan irreal que te queda después de haber finalizado el evento. Agradezco también el compromiso de las ilustradoras que se sumaron y confiaron en la labor de Cántaro Azul, a mis compañeras de Fortalecimiento Institucional por siempre estar ahí, a Oli, Andrés, Balam y Fer, por sumarse, a Mariana, Yesi, Benjamín y Ángel por apoyarnos (y por seguir apoyándonos) con el cierre del evento.



Donají


Me pareció desde el planteamiento del evento por parte de la equipa, un evento original y con mucho sentido para lo que yo considero importante como persona y como mujer; sobre todas las cosas, la unión del arte con la transformación social desde una mirada femenina, que considero siempre urgente y necesaria.

Me unió a otras mujeres de Cántaro Azul, a conocerlas y reconocerlas como seres fuertes y sensibles, con arte en su mirada y caminar, me hizo admirar más el trabajo de mis colegas en campo, a ver los territorios desde su mirada y poder encontrar un espacio para acercar esta realidad a otras mujeres, madres y artistas me conmueve, y creo que es el principal regalo que me dio este proceso.


También, reforzó mi confianza y cariño en el equipo con el que comparto círculos, Cambio Sistémico y Fortalecimiento Institucional, siempre presentes y solidarixs.


Entiendo que el resultado es la meta a la que debemos llegar, pero el camino es la aventura y la enseñanza de todos los procesos, y en ese camino es a donde siempre aprendemos a crecer y re conocernos.


Sophie

Trazos de Agua empezó como un sueño en medio de una tormenta.


La tormenta: la pandemia de COVID 19 que movió todos los planes; sobre todo, el de poder organizar un evento de recaudación de fondos en medio de una crisis. ¿Quién participaría?


El sueño: hacer un evento en línea, convocar a ilustradoras y artistas, visibilizar el tema de Mujeres y Agua a través de la creatividad... ¡Disfrutar del proceso!


Empezamos soñando, yo desde lejos al principio, veía la idea florecer en las cabezas de mis colegas Gaby, Edna, Donají y Fernanda, la identidad visual diseñándose, las ilustradoras sumándose, el Webinar sobre Agua y Mujeres organizándose, con participación de colegas de Cántaro, todo iba bien. Yo me encontraba en Francia en ese momento, me sentía lejos pero confiada en el proceso...


Y a partir de septiembre, tuvimos que despertar del sueño y aparecieron un montón de preguntas: ¿En qué consiste el evento exactamente? ¿Cómo organizar la logística entre Chiapas y la CDMX? ¿Qué plataformas y herramientas usar? ¿Vamos a abrir una tienda en línea? ¿Organizar conversatorios con influencers? ¿Cuál es nuestro público? ¿Cómo vamos a subastar obras a distancia? ¿Cómo se van a dar los pagos? ¿Quién dará seguimiento a todo esto? ¿Quién busca a los patrocinadores? ¿A los proveedores? ¿Quién participará? Y muchísimas más preguntas que pasamos horas debatiendo y resolviendo junto con Balam, quien se subió al barco.


El sueño, por momentos, se volvió pesadilla. Cada día había un montón de cosas que resolver, en medio, claro, de miles de otros proyectos en curso para cada una, el fin de año que se acercaba, etc, etc, etc. Todo se aceleró, y los últimos días antes del evento fueron de mucha intensidad.


Y el día del evento: ¡el sueño se hizo realidad! Incluso diría: la realidad sobrepasó el sueño, ¡por lo menos para mí! De repente, todo fluyó: la logística, la imagen, la música, las participaciones de cada uno, el ambiente, la energía... Aparte de conectarnos con personas externas a Cántaro, creo que el evento nos permitió reconectar como equipo, y como personas dentro de Cántaro, de repente volvimos a soñar juntos, ¡aunque sea un ratito! Y esto le dio todo el sentido a los esfuerzos que le pusimos a la organización de este evento.


Sí, el despertar de este sueño fue un poco arduo: ya era fin de noviembre, casi diciembre, un montón de proyectos que cerrar, y además, dar seguimiento a todos los procesos generados por el evento (la logística de la venta y entrega de las obras, postales y premios de la rifa en todo el país, la gestión de los donativos y agradecimientos a donantes, las cuentas...). ¡De repente lo virtual se volvió muy real, muy concreto!


¿Pero de todo esto qué me llevo? El honor, el placer, la satisfacción y la felicidad de trabajar con un gran gran equipo, con personas amorosas, comprometidas, motivadas, brillantes, que dieron todo en este proyecto: Gaby, Edna, Donaji, Fernanda, Balam; pero también Andrés, Olivia, Benjamín, Ángel, Yesi, Mariana y muchos más. ¡Muchas, muchas gracias!


Así que... ¡a seguir soñando!


Gabriela

Cuando la idea empezó a germinar en nuestras cabezas me llenó de emoción. Convocar a ilustradoras a participar en un evento de Cántaro Azul, poniendo su arte como medio para expresar la situación de mujeres en comunidades rurales en torno al acceso al agua, era una idea llena de significado para mí, ya que creo en el arte como una vía poderosa para comunicar y tocar a las personas.


Y echamos el barco a navegar, la emoción se multiplicó y se materializó cuando otras mujeres levantaron la mano para decir sí, esto importa y se subieron al barco y juntas nos lanzamos a la aventura. Luego nuevas y nuevos tripulantes alzaban la mano para sumarse y nadie, en ningún momento, se bajó del barco. Los trazos de agua presagiaban buen camino.


Fueron meses de muchas emociones y mucho, mucho, mucho trabajo. Hubo días soleados y días grises, días de compartir y días de no querer asomarse al correo. Pero hasta en los días más nublados siempre hubo risas para calmar las tormentas, siempre hubo gatitos, porras, arcoíris y abrazos inundando el whatsapp, siempre hubo un equipo sosteniendo y en marcha.


El barco llegó a buen puerto. Los aprendizajes durante el viaje y la admiración y respeto por todas y todos los tripulantes del barco se quedan en un pedacito luminoso y agradecido de mi corazón. Y el barco sigue su marcha.

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