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Margarita Gutiérrez Vizcaino

¿Qué me llevo de esta experiencia de siete años en Cántaro Azul?



Me gusta mucho mirar la vida en sus ciclos. Así que escribir este texto de despedida hoy, en el aniversario 18 de Cántaro Azul es muy significativo, es la celebración de un cumpleaños peculiar, ya sobrevivimos la adolescencia (cambios en los programas, sacudidas tremendas, crecimiento y decrecimiento del equipo, bienvenidas y despedidas fuertes…) y veo que esta mayoría de edad trae mucha madurez y consolidación. ¡Vienen cosas buenas!


También miro el ciclo de mis siete años en Cántaro Azul; un ciclo lo suficientemente amplio para conocer las entrañas de esta organización y envolverme en aventuras que nunca imaginé.


Confieso que no sabía cómo escribir este texto, además de que tuve muy poco tiempo para hacerlo… así que pensé en la pregunta que hacemos a las personas participantes de un taller cuando acabamos, a modo de evaluación o reflexión final:


¿Qué me llevo de esta experiencia de siete años en Cántaro Azul?


Me llevo la emoción y el gozo de enfrentarme a lo desconocido, por ejemplo, cuando tuve que asumir tareas que no tenían precedentes, que no había manuales. Fermín me dijo, serás directora de Cambio Sistémico, pero ¿qué es cambio sistémico?... no teníamos mucha claridad, había que diseñarlo todo desde cero.


Me llevo la gran sorpresa y admiración por el equipo. Recién entré a Cántaro Azul y me encontré con un equipo echado para adelante, ¡dispuesto a todo! Les dije, nos tenemos que ir a 40 comunidades distribuidas por todo Chiapas para aplicar el DOCSAS. Cada una buscó a los amigos de los amigos y logramos contactar comités de agua desde la frontera con Guatemala hasta la frontera con Tabasco.


Me llevo la oportunidad y el honor de haber logrado crear y trabajar con el equipo de Cambio Sistémico, un equipo pequeño, pero con enormes ganas de transformar la realidad. Un equipo que le entraba a todo por igual con tal de generar sinergias a favor del derecho humano al agua y al saneamiento.


Me llevo la alegría de las coincidencias y de aprovechar al máximo las coyunturas. Enorme coincidencia que hayamos compartido camioneta con Joaquín Zebadúa en una gira de campaña en 2018. Esta coincidencia, más la astucia para aprovechar la coyuntura, nos permitió crear el primer OMSCAS de México.


Me llevo la satisfacción de haber podido aportar en la transformación y fortalecimiento del programa NuestrAgua Gestión Comunitaria. Recuerdo en 2017, discusiones intensas con Antolín sobre qué era la gestión comunitaria y cómo dejar de trabajar sólo con algunas familias (redes comunitarias) para pasar a los servicios universales.


Me llevo muchos aprendizajes sobre aspectos técnicos de los sistemas, de calidad del agua y de cuestiones sociales y culturales del agua en el territorio que vivimos. En cada consulta que llegaban a hacerme, como articuladora del programa, yo aprendía un montón sobre sus propias experiencias y saberes (y sepan que eran muchas visitas a mi oficina cada día, de todo tipo de temas, lo disfruté mucho).


Me llevo mucho agradecimiento por la confianza y el cariño construido con el equipo y sobre todo con las familias y aliados con quienes trabajamos. El tener siempre presente que trabajamos para alguien que necesita agua y saneamiento, que nuestro propósito es sumamente digno, es algo que me apasiona y siempre me motivó a seguir.


Me llevo mucho crecimiento profesional gracias a que tuve oportunidad de involucrarme en cuestiones de recursos humanos, de planeación estratégica, de gestión de proyectos, de elaboración de presupuestos, de seguimiento a donantes, de evaluación y monitoreo, de sistematización de experiencias, de legislación y políticas públicas, entre muchos otros temas.


Me llevo muchas otras cosas… pero para no hacer el cuento más largo, quiero cerrar compartiendo que sobre todo me llevo muchas amistades, momentos alegres, ricos cafés compartidos con pan delicioso, desayunos con risas y buena charla, interrupciones para buenos chismes, abrazos de bienvenida y despedida, espacios de contención y lágrimas de alegría, rostros de familias felices por tener acceso al agua, jóvenes participando activamente en los talleres y posh para brindar por nuestra agua sagrada, nuestra agua segura ¡salud!



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