top of page
Janet López

Mi reflexión sobre el crecimiento de Agua Segura en Escuelas



Durante estos casi 7 años en Cántaro Azul, en los que he aprendido mucho de las infancias y sus derechos, he tenido la oportunidad de ver el crecimiento que hemos tenido como organización y la evolución del programa Agua Segura en Escuelas.


Me integré al equipo en el 2016. Mis primeras actividades fueron implementar el programa en escuelas que estaban pasando por un paro magisterial y donde ya tenían varias semanas sin aperturar los centros de trabajo. Fueron 17 escuelas del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Estas escuelas tienen su particularidad, ya que a diferencias de otras, en éstas solo se realizaron 2 visitas, donde se levantaba muestra de calidad de agua, se instalaba la mesita o prisma, se capacitaba al comité de desayunos escolares y director o directora de la escuela, en la operación y mantenimiento de la tecnología instalada y además se les entregaban filtros de repuesto para un ciclo escolar. La tecnología que se instalaba eran Mesitas Azules o Prismas. Este último en escuelas un poco más grandes, también se les donaba dispensadores de agua para cada salón con sus respectivos garrafones, en ese entonces no se entregaban nuestras botellas reutilizables, o mejor dicho, nuestros cantaritos.


Cuando me enteré que estaríamos brindando seguimiento a 74 escuelas a partir de julio del 2021 al julio del 2024, de inmediato pensé en esas 17 escuelas.


Fue en octubre del 2021 casi 6 años después que entré en un maratón de llamadas donde tuve la oportunidad de contactarme telefónicamente con los y las responsables actuales del centro de trabajo. Llegar a ello fue todo un reto ya que muchos planteles habían cambiado de dirección viarias veces a lo largo de esos casi 6 años.


Cuando les dije que hablaba de Cántaro Azul, la reacción de varios de ellos fue: «¡Claro, ustedes son los que pusieron una purificadora acá en la escuela¡. ¿Aún lo están usando?». «¡Sí lo estamos usando!». Algunas otras decían: «Hace un par de meses que lo dejamos de usar ya que nos quedamos sin los filtros». También hubo escuelas que dijeron: «Tenemos los sistemas pero no sabemos cómo usarlo».



Las escuelas que decían que si lo estaban usando era porque no habían cambiado sus filtros y seguían usando los mismos. Las que tenían poco tiempo en que lo habían dejado de usar por falta de filtro decían «antes de la pandemia íbamos a sus oficinas ahí en Los Alcanfores a comprar nuestros repuestos pero después fuimos y ya no estaban ahí, nos dijeron que se habían cambiado pero no nos indicaron a donde, ya fuimos a las purificadoras para que ellos nos vendieran o nos dijeran donde conseguirlos pero no son los mismos».


Al escuchar esto me llene de muchas emociones y me cuestionaba otras tantas. Pensaba que las escuelas que un día visitamos hace años ya habían dejado de usar nuestros sistemas y que incluso muchas ya no los tendrían. ¡Vaya sorpresa nos llevamos al saber que aún los conservaban y mejor aún, que lo seguían usando! ¡Hay que emoción! Y pensar que en estas escuelas solo los visitamos dos veces. No se a ustedes si les llegue esta emoción, pero en mi caso fue muy impactante que aun resguardaban nuestros sistemas y el asombro era mayor cuando decían que habían buscado alternativas para no dejarlos en el olvido.


En la llamada les contaba si querían formar parte de un proceso de seguimiento y reactivación, en donde visitaríamos su escuela para evaluar, dar mantenimiento o reactivar los sistemas para seguir contribuyendo a que niñas y niños tengan acceso a agua segura en su escuela. Para ello, la escuela debía comprometerse a participar en un proceso de capacitación del sistema y actividades para fomentar ambientes saludables involucrando a niñas, niños, docentes, madres y padres de familia, la respuesta casi de inmediato era: «¡Claro si los estábamos buscando! Yo me encargo de informar a mi comité de padres y madres y estoy seguro que si van a querer».


Actualmente hemos reparado y reactivado 11 sistemas en escuelas del DIF. Les dejamos filtros para un año y les entregamos estaciones de consumo con garrafones para cada salón. Conformamos y capacitamos un Comité de Ambientes Escolares Saludables (CAES) en cada escuela, y les entregamos guías e insumos para organizar y realizar jornadas de limpieza en la escuela donde se invita a participar a toda la comunidad educativa. Se imparte un taller sobre la importancia del consumo de agua segura y se distribuyen cantaritos a todas las niñas, niños y docentes frente a grupo para impulsarlos a que beban más agua y menos bebidas azucaradas. Además, se capacita a una persona del plantel para que funja como monitor de calidad del agua, el cual mes con mes está enviando sus análisis realizados.


Con estas actividades hemos logrado impactar en la vida de 1326 infantes. En septiembre, 3er año de esta Fase III del programa Agua Segura en Escuelas, estaremos reactivando 3 escuelas más, esperando tener al término de esta fase, 14 escuelas del DIF activadas.

56 visualizaciones

Entradas relacionadas

Ver todo

Comments


bottom of page